DIAGNOSTICO
La medición de la concentración sérica de hormona tiroideoestimulante (TSH) es la prueba más sensible para el diagnóstico del hipotiroidismo. En el hipotiroidismo primario, la hipófisis indemne no se inhibe por retroalimentación y la concentración sérica de TSH siempre está elevada, mientras que la concentración sérica de T4 libre es baja. En el hipotiroidismo secundario, las concentraciones séricas de T4 libre y TSH son bajas (a veces, la concentración de TSH es normal pero con menor bioactividad).
Muchos pacientes con hipotiroidismo primario tienen concentraciones circulantes normales de triyodotironina (T3), lo que puede deberse a la estimulación continua de la tiroides defectuosa por la TSH, que promueve la síntesis y la secreción preferencial de T3 biológicamente activa. En conclusión, la concentración sérica de T3 no es sensible para detectar hipotiroidismo.
Los pacientes suelen presentar anemia, que en general es normocítica-normocrómica y de etiología incierta, aunque puede ser hipocrómica debido a la menorragia y a veces macrocítica a causa de la anemia perniciosa asociada o de la menor absorción de folato. La anemia rara vez es grave (hemoglobina generalmente > 9 g/dL o 90 g/L). Cuando se corrige el estado de hipometabolismo, la anemia desaparece, a veces tras 6 a 9 meses.
La colesterolemia suele ser elevada en el hipotiroidismo primario, pero no tanto en el hipotiroidismo secundario.
Además del hipotidoisimo primario y secundario, otros trastornos pueden reducir las concentraciones de T4 total, como el síndrome de eutiroideo enfermo y la deficiencia sérica de globulina de unión a tiroxina (TBG).
Cribado
Las pruebas de cribado para hipotiroidismo están justificadas en poblaciones seleccionadas (p. ej., personas de edad avanzada), en las cuales es relativamente más frecuente, especialmente porque sus manifestaciones pueden ser sutiles. El cribado se realiza midiendo el nivel de TSH.
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